No es necesario cumplir todo lo que propone el itinerario. La organización puede prever muchas actividades pero, ¿por qué no detenerse un poco más para ver el anochecer? ¿O desviarse un poco de la ruta inicial para llegarse a un lugar nuevo? Merece la pena dejar los esquemas de lado.
No puedes controlar absolutamente todas las condiciones que se te dice. Vive paso a paso lo que se te propone. Relajate!!!
Tus compañeros de viaje también tienen sus propias experiencias. Así que escúchalos y hablales sobre el viaje que estás haciendo.
Los nombres de los lugares son importantes. Fijemos el nombre de ese pueblito fascinante que acabamos de pasar o de algo que capto tu atención. Anótalo! Tus recuerdos serán más vívidos al tener esa información.
La altura no es una cámara del terror. Mucha gente evita visitar lugares a más de cierta altura (digamos, más de 3.000 metros) preocupados por problemas respiratorios y demás. Si la ruta está bien organizada, los ascensos serán graduales y con normas de seguridad apropiadas. Piénsalo. Está ahí. ¡No puedes perdertelo!
Tus ojos serán tus aliados más fieles, asi que deja la cámara de un lado. Tu memoria se llenará de sensasciones imposible de captar por cualquier equipo. No vivas sólo através de una lente. Observa!!!
El agua caliente no es imprescindible para la vida humana (al menos por período corto). A pesar de los avances en la vida diaria, ciertos servicios no son globales. Si la cabaña no tiene agua caliente, por 2 días no va a cambiar tu vida, oh si???
Todo es interesante. No deseches experiencias. No ignores los guiños de la vida cotidiana del lugar. No todo son grandes monumentos o paisajes. Mira las miradas. Refléjate en las caras de la gente. Huele la comida callejera. Escucha los sonidos de la noche. Intercambia ideas con los demás. Vivelo.
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